miércoles, 10 de junio de 2015

Los avatares de la Pubertad - Junio de 2015

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A 2
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


LOS AVATARES DE LA PUBERTAD
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 10 de Junio de 2015)

Autor: Lic. Ariel San Román
(Responsable Local de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2)

Es sabido que desde el psicoanálisis, más que adolescencia se habla de pubertad. De esta manera se pone de manifiesto la metamorfosis -tal como lo diría Freud- que se produce a nivel de lo orgánico (hormonal) y a nivel del cuerpo (los fenómenos de dislocación de la imagen -psíquica- del propio cuerpo).
En este momento de la vida hay una transformación, donde los modos de existencia que el niño había construido en relación al mundo, los objetos, sus pares y los adultos, dejan de operar ya que se produce el encuentro con un real nuevo que es la pubertad.
Dos signos surgen de manera imperiosa: desde lo físico, el cambio corporal/orgánico; y desde lo anímico, una creciente tensión que se acumula y puja por su descarga. La experiencia clínica, es interesante observar, nos indica que los intentos de descargar de modo adecuado -placentero- dicha tensión fracasan, llevando a los sujetos hacia el displacer y sus correlatos (aburrimiento, adicciónes, afectos depresivos, agresividad, etc.).
Es también la emergencia de una dimensión inédita, debido a lo que en el niño aparece de autoerótico -satisfacción con su propio cuerpo- en esta nueva etapa surge la posibilidad de descarga en el encuentro con un otro cuerpo. Es decir, comenzar a asumir una posición sexuada con respecto a un partenaire sexual (en sentido amplio y restringido).
Es en este punto donde se evidencia la dificultad inherente a este momento crucial: lo que hace que la pubertad sea una encrucijada dramática es que el Lenguaje, el aparato simbólico en el cual nos constituimos, no dice bastante..., o no lo dice todo. A diferencia de los animales -que lo solucionan instintivamente-, los púberes para saber qué tienen que hacer con eso que empuja desde de lo orgánico, necesitan pasar por el Discurso. Es arreglárselas con el Lenguaje -y sus límites- para dar cuenta de algo, de un empuje, de una metamorfosis que se experimenta como un exceso que desborda.
Por ello es importante destacar que no sólo es un empuje biológico con lo que el sujeto
confronta en este momento, sino con un empuje discursivo. Porque el púber, a falta de la dificultad que sostiene en ese entrecruzamiento entre el organismo y el Lenguaje que intenta ordenar y tramitar esos nuevos fenómenos que se producen a nivel del cuerpo (cuerpo como construcción psíquica, que encubre lo orgánico pero no se reduce a él), se le agrega la exigencia desde lo Social -con mayúscula- para que dicho proceso sea lo más eficiente, rápido y silencioso posible.
Esta etapa, es fácil reconocerlo, pone inmediatamente en cuestión la dimensión social. Y en ese entrecruzamiento, en esa intersección entre el cuerpo púber y el discurso social es que surge lo que se denomina Adolescencia: el conjunto de síntomas nombrados por el Otro -nuevamente con mayúscula- social, con que el púber responde a esa metamorfosis -a ese real imposible de tramitar adecuadamente vía el lenguaje- que le sucede.
Cuando el púber se las tiene que ver con lo que el Otro social dice sobre eso que le sucede (los cambios en el cuerpo, aquello que aparece como exceso, etc.), se encuentra con una falta de saber sobre el ser (“¿quién soy?”) y sobre el sexo (“¿qué posición debo asumir?”). Se encuentra con un vacío, con una falta de respuesta ahí donde el Otro social le dice (¡y le exige!) que algo tiene que hacer con todo eso que le sucede: el deber ser moral, que es interrogado por los síntomas de la adolescencia.
La pubertad y lo que ella desencadena, es un momento crucial para el sujeto ya que en este momento vital se ven compelidos a tener que modificar los modos de existencia que han quedado caducos o tener que construir unos nuevos que le permitan transitar de la manera más salubre posible dicha etapa. Es un momento donde se abre la posibilidad de inscribir otro modo de posicionamiento para con su propio cuerpo y, de esa manera, para con su futuro partenaire. Es la etapa privilegiada para dar orientación, cause, etc., a esas emergencias pulsionales que pujan por una satisfacción. Para poder apelar a la invención particular de cada adolescente, en su búsqueda de una respuesta favorable y estabilizante de todos los efectos disruptivos generados por la metamorfosis de la pubertad.
La pregunta, entonces es ¿cómo poder acompañar a un púber a salir de la adolescencia? Podemos esbozar como principio: ante un sujeto atravesando este tiempo clave de irrupción pulsional, hay que tomar un posición que no obstaculice sus modo e intentos de una invención salubre en su lazos con el mundo y sus semejantes. Hay que ofrecer un lugar de escucha donde los púberes puedan aliviar ese tormento, en ese campo de espera que es la adolescencia, para que puedan encontrar un Otro -nuevamente con mayúscula- que los acompañe en su malestar.

La Delegación Río Gallegos del I.O.M.2, anuncia el próximo módulo del Seminario de Estudios Clínicos 2015: ¿De qué adolece un púber?, que se llevará a cabo el sábado 13 de Junio, de 10:00 a 13:00 hrs. - Aula A14 - Campus U.N.P.A. - U.A.R.G. La clase estará a cargo de la psicoanalista invitada Andrea Zelaya (Bs. As.), con la colaboración de Cintya González. Informes: bapriogallegos@gmail.com – Cel.: 2966 466777 / 2966 690793.

Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis
Informes: (02966) 15459476 – 15466777 – 15690793
E-mail: bapriogallegos@gmail.com


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