miércoles, 8 de mayo de 2013

Freud y la subversión psicoanalítica - Mayo de 2013

I N S T I T U T O   O S C A R   M A S O T T A
D e l e g a c i ó n   R í o   G a l l e g o s


FREUD Y LA SUBVERSIÓN PSICOANALÍTICA
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 08 de Mayo de 2013)

Autor: Lic. Ariel San Román
(Co-responsable del I.O.M. - Delegación Río Gallegos)

Es de público conocimiento que Freud fundó el psicoanálisis en los descubrimientos acerca de la sexualidad humana y su papel fundamental en la constitución subjetiva de los sujetos. Pero es interesante notar que en ese saber popular sobre aquello de lo que el psicoanálisis versa, aún quedan vestigios de ciertas resistencias basadas en prejuicios morales.
Por ello, este articulo intentará dar ciertas coordenadas sobre la noción de sexualidad que se articula en psicoanálisis.
Pensemos en el contexto histórico en el que surgió la obra de Freud. Fue contemporáneo al establecimiento de la Sexología, disciplina cuyo fin consistía en delimitar científico y jurídicamente los parámetros de lo que se consideraba norma y patología en lo atinente a la actividad sexual humana. Si bien, reconoce su deuda a dicha disciplina, la divergencia del psicoanálisis es precisa: al elaborar una teoría de la sexualidad humana basada en la noción de libido (energía psíquica sexual), donde transformaba la significación rígida de la oposición entre norma y patología, Freud diferenció teórica y clínicamente su doctrina de cualquier paradigma conductista y naturalista de un «instinto genital» el cual (supuestamente) sólo despierta en la pubertad y tiene una finalidad biológica: la reproducción de la especie.
Al inscribir lo sexual allí donde hasta entonces era impensable -en la infancia-, Freud afirma la incidencia determinante en el ser humano de un orden libidinal inconsciente (entiéndase
momentáneamente como aquello que escapa a la voluntad consciente), ampliando y subvirtiendo la noción de sexualidad. Ésta no solamente hace referencia al placer dependiente del funcionamiento del órgano genital, sino a todo un campo de excitaciones y actividades -existentes desde el inicio mismo de la vida- que producen una satisfacción del orden del placer no reductible a la cancelación de una necesidad biológica fundamental. Es decir, para Freud toda experiencia de satisfacción placentera es del orden de la sexualidad.
A la libído, se la conceptualizó como la energía psíquica de las pulsiones sexuales que encuentra su régimen en términos de deseo, de aspiraciones amorosas, y que da cuenta de la presencia y de la manifestación de lo sexual en la vida psíquica. Al enfatizar el carácter económico y dinámico de la misma, plantea que la sexualidad, lejos de estar instalada de entrada, está sometida a un desarrollo y atraviesa una serie de fases o estadios.
Freud descubre y subraya que la función sexual en el ser humano sólo está representada y se manifiesta en el proceso de la realidad psíquica por medio de las pulsiones parciales, y no por un instinto sexual. La diferencia entre estos dos términos, es que el instinto tiene  un objeto y una meta predeterminados (por ejemplo, para algunos animales la primera percepción visual que tienen al nacer se constituye como el objeto madre), en cambio la pulsión puede tener diversos objetos y diversas metas (continuando el ejemplo, aquél que introduzca al niño o niña al lenguaje, lo sostenga vía el deseo y el amor, podrá ocupar el lugar de objeto madre).
Freud caracteriza a la pulsión como un estímulo proveniente del interior del cuerpo, que emerge como una fuerza constante. Aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia, precisamente, al no estar predeterminada como el instinto.
Al observar que las fantasías que organizan la vida libidinal, despliegan y muestran las modalidades inconscientes según las cuales no sólo se encuentran ordenadas las conductas sexuales, sino también la posición, la existencia, las elecciones de objeto y las actividades de un sujeto, Freud abre el camino a la concepción de que lo pulsional sexual está determinado historica y subjetivamente. Dichas modalidades de organización de la vida libidinal y su dinámica, son orientadas y estructuradas por las contingencias y encrucijadas familiares que el sujeto atravesó en su infancia (prohibiciones, interdicciones, identificaciones, entre otras) como en su adolescencia (al asumir y poner a prueba una posición sexuada al momento de confrontar con un partener).

Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis.
Informes: (02966) 15459476 – 15466777 – 15690793
E-mail: bapriogallegos@gmail.com

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