miércoles, 28 de marzo de 2012

Los lazos sociales en la Escuela - Marzo de 2012

I N S T I T U T O   O S C A R    M A S O T T A
D e l e g a c i ó n  R í o  G a l l e g o s


LOS LAZOS SOCIALES EN LA ESCUELA
(Texto publicado en el diario La Opinión Austral, el día 28 de Marzo de 2012)

Autor: Lic. Leonor Lozano
(Psicoanalista, fue responsable local del IOM Río Gallegos, actualmente Miembro del Referente Infancia del Centro Descartes, integrante del Equipo de trabajo del Observatorio Argentino de Violencia en las Escuelas del Ministerio de Educación de la Nación)

La violencia en general y su manifestación en las escuelas en particular, es un tema preocupante en tanto muestra una forma de malestar en el que la palabra ha perdido el lugar de hacer posible los lazos sociales.
El libro "Violencia en las escuelas” (Editorial Grama, 2011) propone un intercambio entre el psicoanálisis y otros saberes, con los cuales pensar la violencia como forma de relacionarse. Así también intenta explicar este fenómeno con sus diversos matices o facetas. El compilador de los variados artículos que conforman el libro es Mario Goldemberg, psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela de Orientación Lacaniana, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires.
Desde el primer artículo es posible reflexionar sobre la escuela como un viejo lugar con nuevas funciones. En un tiempo en el que prevalecen los encuentros virtuales es notorio cómo se exacerba –como contracara– el descontrol de los cuerpos. Se establece la Escuela como el lugar del silencio y lo visible, junto a la ausencia de alguien que pueda hacer una lectura de lo que acontece.
El texto que le continúa, “Violencias Escolares”, nos remite a rasgos de la época tales como
los excesos, la caída del lugar de deshecho y la ausencia de relato. La falta de palabra y de sentido da lugar a la imagen como único recurso para dar a ver al mundo el propio sufrimiento. Así, los actos de los jóvenes pueden despertar –por su espectacularidad- a los adultos dormidos. Es en este punto, que la estrategia de intervención ante esta problemática apunta a que la escuela se reconstituya como un espacio donde sea posible la emergencia de un relato, otorgándole lugar a la palabra en la búsqueda de sentido. Si en este contexto la pregunta es ¿cómo pensar la ruptura de la rutina con un acontecimiento que no sea del orden de la violencia?, entonces: hacer lugar a la conversación, surge como una respuesta posible.
En “Una travesía por la noción de autoridad”, el análisis sobre los cambios en las formas de la autoridad nos muestra cómo los jóvenes sufren las carencias de los adultos en la ausencia de un sentido y en su relación al saber. Estas cuestiones nos permiten pensar el lugar de los adultos frente a la tarea de educar.
El artículo “La industria del entretenimiento y la época actual” relaciona la violencia como límite y el peligro como atracción. El divertimento y sus formas siempre relanzados, sirven para ilusionar sobre una completud del ser, que es imposible por estructura.
En “La violencia como diversión”, se muestra la fragilidad actual de los lazos sociales para sostener la dimensión del sentido. La vida cotidiana está lejos de tener las cualidades del espectáculo, entonces la violencia aparece como la búsqueda de un acontecimiento que conmueva el lugar de lo previsto, como un modo de encuentro con los otros y un intento de huida del tedio y del sin sentido. La diversión como un mandato que lleva al horror, recuerda una frase de Baudelaire, citada por el psicoanalista Ariel San Román en una reciente publicación de las I Jornadas Regionales del IOM en la Patagonia (Grama , 2011): “Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento”.
En “Adolescencia en la hipermodernidad” vemos que cuando los jóvenes no tienen a un adulto a quien dirigirse, se las arreglan entre ellos. Y en ese “entre ellos” quedan expuestos a la rivalidad especular que los precipita a la violencia competitiva .
Paradoja de la seguridad”, nos trae nuevamente el tema del consumo, las desigualdades sociales y económicas, y nos muestra lo paradojal de la meta de la seguridad: a mayor intento de control sobre lo contingente, más violenta es su irrupción.
En el texto “Responsabilidad y castigo”, la cuestión es poder pensar quiénes son capaces de responder por sus actos implicándose, y qué fenómenos de nuestro tiempo van en contra del surgimiento de un sujeto responsable de sus actos, dejándolo en el lugar de un sujeto culpable.
El texto de German García nos muestra con hechos y teorías, algunas de las formas que puede tomar la imposibilidad de la tarea de educar.
En el trabajo de Alejandra Glaze podemos ver la constitución del mundo de los asesinos escolares a través de casos reales articulados a un texto de ficción.
Entonces, la premisa que esta en el horizonte de los textos compilados en este libro, es que: si la violencia es la ruptura del lazo social, educar es un intento de hacerlo existir.
Una frase del psicoanalista Gustavo Stiglitz, que hallé en la Publicación de las I Jornadas Regionales del IOM en la Patagonia, podría dar cuenta de un buen encuentro entre
psicoanálisis y educación: “Si los analistas hablamos de nuevos síntomas o nuevas presentaciones del malestar, es porque vamos con cierto retraso respecto a la época y de esta manera podemos situar sus riesgos, lo que no anda y sus posibles respuestas”.
Justamente en esto último que Stiglitz dice sobre lo que hacen los analistas: “situar sus riesgos, lo que no anda y sus posibles respuestas”, es lo que la educación puede tomar del psicoanálisis y del trabajo de los psicoanalistas.

Auspicia: U.N.P.A – U.A.R.G – Colegio de Psicólogos de Santa Cruz – Biblioteca Austral de Psicoanálisis.
Informes: (02966) 15459476 – 15466777 – 15690793
E-mail: bapriogallegos@gmail.com

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